martes, 11 de julio de 2017

VACIADO


Tres diminutas toallas sobre la cama perfectamente arreglada. En una esquina un instrumento musical
creado por él, se tocaba solo. No recordaba la última vez que su mente le había permitido dormir. Imágenes de una cárcel, dos filas de presos y él con una jeringa en la mano, esperando a la próxima víctima.
La iguana de tres cabezas se aferró a su pantalón al verlo salir del cuarto de baño. La apartó tiernamente y fue a tomar una de las toallas. Secaba sus manos mientras caminaba hacia la máquina preparada. Se colocaba los cables y casco con la facilidad que otorga la costumbre.
La cuestión era matar momentos en su mente. Hacer que esta solo admitiera las cosas seleccionadas.
Todo estaba listo, su pulgar sobre el botón. Cuando el sonido del instrumento finalizara, entonces la
electricidad cesaría en su cabeza.
Faltaban tres para las tres.
1
 2
 3
Hundido su dedo en aquel botón rojo, la electricidad se apoderaba de sus pensamientos. El cuerpo se
retorcía, y los gritos se mezclaban con el sonido de la música que no tenía indicios de querer terminar.
Experimentaba el horror que le hizo vivir a ellos. Toda su vida parecía irse por esos cables. Su mirada ya casi apagada, vio una paloma acercarse a la ventana, entonces dedujo que todo estaría bien.

Mary Cruz Paniagua (República Dominicana)
Publicado en la revista digital Minatura 155

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