sábado, 8 de julio de 2017

TECNOCRACIA PARA EL PUEBLO


a. La junta de ministros que gobernaba el país estaba completamente compuesta por científicos del más alto nivel, nadie podía discutir sus credenciales para manejar los hilos de un país que, si no fuera por la labor de estos excelsos hombres estaría en la miseria, como sus vecinos del sur. A los ojos del
pueblo eran sus salvadores, pero, si todo salía bien, en cinco años la mayor parte del pueblo no existiría.
b. La Cabeza de Agricultura había optado por seguir el consejo de la Cabeza de Salud, quién, mientras estaban en el laboratorio, le dijo que la mejor manera de reducir la población era mediante mutaciones genéticas a los alimentos de las personas. El Ministerio de Salud tenía el mapa genético de los diecisiete millones de habitantes del país, a partir del cual podría establecerse un modelo que permitiera erradicar a la gente más débil, tanto física como mentalmente, y así lograr finalmente el objetivo de la tecnocracia: alzarse sobre el resto de países del planeta.
c. La coordinación de las carteras comenzó inmediatamente. El movimiento en el edificio parlamentario era incesante: el sonido de cientos de pasos en los pasillos, los gritos de alegría al modificar una semilla, los gritos de agonía cuando un afortunado vagabundo visitante probaba los nuevos alimentos que pronto saldrían al mercado y que él sería el primero en disfrutar.
d. Salud agarró dos manzanas, se comió una y le arrojo la otra a Agricultura, quien la mordió sabiendo que no le pasaría nada. Mientras Salud servía un vaso de agua Agricultura  comenzó a tambalearse y a intentar gritar, la ventana cedió cuando intentó agarrarse y comenzó a caer hacia el suelo, trescientos metros más abajo, donde no había verdaderos ciudadanos.
e. Nadie entendió a Platón.

Tom Huertas Pedreros —seud.— (Colombia)
Publicado en la revista digital Minatura 155

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