(Con estrambote)
Era cristal tu boca transparente
sobre el aljibe ansioso de mi pecho;
la luna se atería como un lecho
que se abriera en pasión eternamente.
Pero luna y cristal, y aquel relente,
confundieron mi amor con tu derecho
donde noche y cristal fueron cohecho
de un frío que imploró inútilmente.
Tu cara era cristal, amor, sin flores,
ni labios de sabor ni de perfumes
donde a más noche, más erial de amores.
El tiempo y la verdad. Cuántos ardores
gastaron el espejo que presumes
donde luna y cristal fueron dolores.
Tu espejo y el cristal. La noche amarga.
Amargos besos de cristal sin luna.
Tiempo y verdad, la arruga de tu espejo.
Luis A. Ruiz
Publicado en la revista Aldaba 33
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