Guiomar,
de tu mano volveré
a la vieja olmeda.
A reclamar
las promesas al cielo
tal tormentas lejanas.
Guiomar.
Tu voz
como vuelo de tórtola,
tan precisa como el aliento.
Tu mano,
como aguja fina
que hilaba
nubes y estrellas.
Buscaré
bajo tu piel de crisálida,
el pálpito adormecido,
el amor intacto
que te debo.
Guiomar.
Solo no puedo luchar
contra el olvido.
Del libro Soria machadiana de
MANUEL RÁMILA DE ALARCÓN -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
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