Hay mujeres que regalan luz,
que todo lo que tocan lo llenan de vida,
de ese asombro sin preguntas
y sin respuestas.
Son mujeres que con solo respirar
o pasar junto a un espejo,
hacen que todo retome el color
perdido por el desuso
o por el exceso de preguntas y respuestas
que solo sirvió para desgastar
esa belleza interior y exterior y eterna,
de los rincones jamás hollados
por esas mujeres de bandera que no nombro,
con su perpetuo fulgor.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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