lunes, 10 de julio de 2017

CAÍDA


Tiró el sombrero al agua. Estaba harto de llevarlo puesto. Quería mostrar su pelo rojo. Además hacía unos días que habían bajado el calor. El otoño empezaba con una temperatura muy agradable. En la otra orilla dos hombres pescaban. Los conocía porque habitualmente pescaban allí. Al verlo lo saludaron. Unos pajarillos se acercaron a beber. Acompañado por un trinar melodioso se alejó hacía el camino que llevaba al refugio. Tres personas bebían y comían sentados en una de las mesas de madera. Le saludaron e invitaron a compartir su comida. No aceptó. No era bebedor de vino y aún no tenía apetito. Dejó atrás el refugio y subió hacia los saltos de agua. Caminaba despacio recreándose en la contemplación del paisaje. Le hablaban los árboles. Le hablaban los pájaros. Le hablaba el agua. Le hablaban los pececillos. Todo le hablaba. Así, empapado de Naturaleza, llegó al primer salto. Quiso tocar el agua con las manos y sentirla en la cara. Se acercó tanto al borde que resbaló y cayó. Magullado, golpeado, empapado, acabó en el río junto a su sombrero.

JOSÉ LUIS RUBIO

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