martes, 11 de julio de 2017

ANTE LA TUMBA DE NIETZSCHE


El gran cazador ha muerto…
Y yo envuelvo su tumba con cálidas cortinas de flores.
Besando la fría lápida, digo así
he aquí a tu primera hija con lágrimas de alegría.
Burlona me siento sobre tu tumba.
Como un escarnio, más bella que en tus propios sueños.
¡Padre singular!
Cuyos hijos no te engañan,
vienen a la tierra a paso de dioses,
frotándose los ojos: ¿dónde estoy yo?
No, en serio…, este es mi sitio,
esta es la tumba en ruinas de mi padre,
dioses…, guarden eternamente este lugar.

Del libro Lira de septiembre de Edith Södergran -Suecia- Traducción Hebert Abimorad
Publicado en Periódico de poesía 99

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