viernes, 23 de junio de 2017

ÓBITO


Adelante, quédate.
Quédate como tu nombre indica,
bajo la voz penetrante de una piedra en el aire.
Adelante, ciérrame la boca que el rencor no salga
por el aire.
La lucha detenida por el desierto,
por la frágil lágrima de mármol
pervertida en los sentidos.
Esa bajeza divina que viene y va
todos los días siendo imperturbable sombra.
Eterno lápiz que dora las letras sea invierno o lluvia, o sol,
la hoja de un crisantemo sujeto al clavo.
La hoz de la siega cortada
en verde moho que contamina
los brazos cuando se quedan sueltos,
sin vida.
En esa postura infernal,
cuando miras y se quedan los ojos en blanco.
Moribundos.

ISABEL REZMO -Úbeda-

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