Iba a arrancar el auto aquella tarde
cuando una mariposa,
que apareció de la nada,
se puso a danzar sobre el parabrisas.
"Es el espíritu encarnado de Chuang Tzu
que preanuncia el estío",
exclamó mi acompañante.
Y yo le creí,
porque basta amar la poesía
para ser sorprendido por algún milagro.
Del libro "Diario de paso" de
César Cantoni -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor
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