lunes, 17 de abril de 2017

REFUGIO SIN CERCA


No me gusta ser odiado, no gozo haciendo sufrir a otro,
he conocido muchas personas con un afán
infinito de ser envidiadas y de herir a sus semejantes
con lo extraordinario de sus éxitos
pero yo quisiera que todo el mundo
sintiera como propias mi felicidad y mi dignidad,
me sorprende el rencor que he despertado en otros
y la protesta a que les empuja mi inocuo comportamiento,
nunca falto al respeto a la dignidad humana,
no hago daño hablando de amor y de rigor moral,
estoy ayudando a combatir la demencia
y sin embargo, sé que hay quienes me detestan
con sus almas frías e intransigentes
y no desean que mi conciencia esté en paz,
cuando ven mi rostro, resoplan con hastío,
molestos por mi mera presencia
y cuanto conocen de mí les parece petulante y tedioso,
no criticarían a Borges o a Neruda pero yo les parezco infantil,
ordinario y sin coraje, un elemento que desluce
el brillo de otras presencias más dignas que yo,
desearían sacarme del mundo,
a un exilio de silencio, soledad y vergüenza
porque soy precisamente lo que ellos odian,
así parecía verme todo el mundo hasta que tú llegaste
y sin pedirme que no fuera yo mismo,
te ofreciste a acompañarme porque no sentías
ninguna aversión hacia mí,
yo no cesaba de fallarte y sin embargo, tú seguías a mi lado
porque no mirabas mis palabras sino el corazón del que salían,
tus intereses son los esenciales, no luchas como tantos
contra la libertad y lo distinto.

LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE

No hay comentarios:

Publicar un comentario