lunes, 17 de abril de 2017
MOLLY
Molly no partirá nunca de mi cabeza,
quedó preñada de satélites;
mi cráneo que no deja de ser un enigma de caracoles.
Me espera cada noche,
con su paciencia de ternera;
sabe que vago entre anclas y sonidos.
Rechinan las hamacas cuando visito la profundidad.
Me espera el olvido dentro de un silencio.
Mientras las mantarrayas vuelan fuera,
yo caigo en el útero del abismo.
Nadie se salva de Molly.
Ya no soy ese disturbio en la selva,
ese canguro hepático.
Dentro de poco crecerán en mí
voces invertebradas allí en el tumor de los demonios.
Y muere en mí toda espuma
filtrada bajo la espiga del tiempo.
Filantropía de toros.
Llevo clavado el destino en un pestañeo.
Donde jinetes atraviesan un Sahara tras
ese comunicado de huesos;
que estallan dentro de tus labios.
Molly
te contagia de un veneno mortal
dejándote en coma;
entubado al movimiento telúrico de sus ojos.
Bastardos del higo; dejen en paz a los ligamentos
del péndulo.
El terror es lactancia de escorpiones.
Escarabajos lamen el esqueleto
donde enanos juegan a los naipes.
Molly guardiana de mis ojos y amargos pasos.
Tu mano fornica mis vasos sanguíneos
agitando a los espectros en mi habitad de lagunas.
Ni tú ni nadie me dejará aprender a respirar bajo el tórax del infinito.
Molly aventura de truenos,
no deja de seguirme, me pone aprietos
y se ausenta sin dejar rastro.
Le he preguntado que quiere de mí y brota cuervos cuando ríe.
Molly me hace respirar a prisa.
Miren el testimonio del flamenco volando hacia la voluntad del cangrejo,
Molly te sepulta en su ombligo;
cuando incineren mis versos un hincha llorará lágrimas de barro y las hienas
bajo un eclipse dudarán de la existencia de mis poros y yemas.
Pedro Nostalgias -México-
Publicado en suplemento de Realidades y ficciones 72
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