martes, 18 de abril de 2017

JESÚS


En mis días de lágrimas estás presente,
sin olvidar los sueños que he vivido,
aunque a veces con el inclemente
resplandor del sol me da miedo,
gozo con mi ventura por que estás conmigo.

Tu amor, como el dorado sol
o el brillo de las estrellas,
invade con invencible afán mis pensamientos,
calmando el hambre de paz en mi alma,
invadiendo mis venas,
acelerando los latidos en mi pecho.

Cuando a solas en las sombrías noches
me cubre la sombra del dolor y la amargura,
tú apartas las tinieblas de mis pensamientos,
rescatando mi alma del naufragio.

Eres la luz que sana mi corazón
alumbrando mi entendimiento con palabras sabias,
porque eres el arquitecto
que construye el camino de mi destino.

Tú, que cubres los sueños
con el radiante cielo de la noche
y con el viento esparces la semilla de la esperanza
para que nuestro destino siempre esté acompañado
de una florida primavera.

Alberto Camargo ( Colombia )

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