domingo, 16 de abril de 2017

FERVOR Y TRADICIÓN EN SEMANA SANTA


La Semana Santa nos llena de fervor y tradición
y nos llena de aromas, de incienso y de colorido
y las calles costumbristas se visten con devoción
y en silencio, una oración se da, por el Cristo caído.

Con ayunos y penitencias recibimos de Jesús
su bendición, desde el Miércoles de Ceniza
hasta el Domingo de Resurrección su corpus,
y con religiosidad, alejamos del pecado su briza.

Se busca fervientemente enderezar el camino
de pecados y reconocer las sendas justas y rectas,
tras recorrer las calles con efusivos peregrinos,
que la van adornando con lirios, palmas y ruanas...

coloridas y aromáticas y con flores, por donde Jesús pasa
camino al viacrucis y al esperado Sermón de Pascuas.
Las campanas repiquetean, van anunciando las ascuas,
fragantes inciensos que anuncian la Eucaristía, en casa.

Devotos fieles llevan la Anda de Cristo sobre sus hombros,
anda adornada con hermosos lirios y flores blancas...
y los peregrinos, turistas, feligreses y fervorosos religiosos
marchan cantando con alegría y jubilo desde las basílicas.

Cristo marcha en andas rumbo al calvario, donde la cruz
lo espera para ser crucificado, donde la imagen tortuosa
constriñe alma y corazón pero su tesón y devoción de luz
es más fuerte que la misma muerte; Cristo no se arreboza.

Cada pueblo, cada nación celebran misas en las Iglesias
católicas, adventistas... por la Muerte y Resurrección de Cristo
con cantos y alabanzas, con lavados de pies al Mesías
y a los feligreses que gustosos esperan la Pascua de Jesucristo.

La tierra se llena de alegría cada día y cada noche
que pasa; la Semana de Pascuas nos llena de fervor,
y simboliza amor, fe y lealtad sin lamentos ni reproches,
Jesús trata de enmendar nuestros errores y nos da su amor.

Cristo va llegando al Gólgota y el firmamento se ilumina,
va con su cruz a cuestas y detrás viene su Madre María,
sollozando por no poder salvarlo de la muerte que elimina
alma y corazón de Cristo pero su corazón por salvarlo daría.

Cristo muere por justos y pecadores; su vida acaecida
sirve para limpiar nuestros pecados, de vil traición
con ayunos y oraciones, con amor, devoción y sin tentación.
Hoy se levanta el Mesías y recibimos su gracia distinguida.

Rosa Elizabeth Chacón León / Elizabeth Chacon Stevens -Perú / USA-

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