Dejad que toquen las campanas,
a duelo un día, y en otro ¡a rumba!
Ese es el sino de la raza humana
en su ir y venir de cuna a tumba.
Cuando en la cumbre del calvario
yazga el Ser a su pasión crucificado,
lloremos atrapados en el sudario
que envuelve el cuerpo del pecado.
Atrás dejamos todo, !Todo lo vivido!
A Gloria sonarán los hechos buenos,
el repique será por el deber cumplido.
Cuidar debemos en la dulce primavera
la semilla que sembramos en las eras,
!No sea que de la tierra brote el duelo.
Joseph Berolo
Publicado en Noti Poemas Telepolvero
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