miércoles, 19 de abril de 2017

MAMÁ ME DIJO


Las mujeres de la familia no mendigan amor, me repitió mi madre cuando llamé desconsolada y con los pedacitos de corazón en las manos. Desde mi tatarabuela, las decisiones importantes las tomaban las hembras. Aunque no existe el sexo débil. Existen las mentes débiles, los cuerpos débiles.
El sexo es un atributo de poder. El que lo esgrima mejor, gana.
Hay que tener orgullo, masculló también. Pero el mío lo había dejado olvidado hacía algunos años en la barra de un bar a mitad de semana.
Los recuerdos los guardás en cajitas de cristal, en un bolsillo ancho de esos vaqueros que tanto te gustan. Los comprás de caballero todavía, ¿o no? Pues ahí mismo, me dijo, en esos pantalones diseñados para cuerpos extraños, guardás también sus recuerdos.
En esta vida, usté no puede arrastrase por las avenidas, con una cadena al pecho.

Jimena Antoniello Ligüera -Uruguay-
Publicado en suplemento de Realidades y ficciones 72

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