Tiene Freud una cosita
que le cuelga entre las piernas,
es su orgullo, su grandeza,
quiere que el mundo la vea,
solo él tiene ese instrumento
y ufano, se contonea,
le gusta jugar con él
a doctores y enfermeras
y humillar a los loquitos
comparándolos con bestias
que solo son continentes
por guardar las apariencias,
qué cuerdo y sano se siente
por usar tanto su verga,
ni los caballos que montan
tienen tan buena cabeza.
LUIS RAFAEL GARCÍA LORENTE
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