domingo, 15 de enero de 2017

MISTERIOSO GOTEO


Abrí la puerta. La habitación estaba vacía. Sin embargo noté una extraña presencia. Estaba en algún sitio pero no la veía. Giré sobre mí pero allí no había nada. Miré hacia el techo y la cegadora luz de la lámpara se reflejó en mis ojos. Luego empezó a girar, a girar, a girar. Mareado retrocedí hacia la puerta. Intenté abrirla pero no pude. Algo me lo impedía. Alguien había cerrado por fuera. ¿Pero quién? Llegué solo y allí no había nadie.
De repente oí un goteo pero no vi de donde procedía. El ritmo aumentó y sentí que mis pies se mojaban pero mis ojos no vieron el agua en el suelo. Sólo sentía y oía. El agua seguía subiendo. Alcazaba ya mis rodillas. Dirigí mis ojos hacia ellas y nada vi pero las notaba mojadas.
El goteo continuaba. Mis pies se movían con dificultad obstaculizados por un agua que estaba sin estar. Y el goteo persistía. Sentí el agua empapar mis pantalones pero mis ojos negros como la noche no la veía. El goteo no acababa y el agua me llegaba al pecho. Las piernas no me respondían. Ya casi no andaba.
Seguí buscando el escape de agua pero ni el techo ni las paredes estaban mojados. El agua estaba ya en el cuello pero allí no había agua. Alcé los brazos buscando donde agarrarme pero nada encontré.
El agua me cubrió la boca. Intenté nadar pero me golpeé contra el suelo porque allí no había agua. Empecé a tener dificultades para respirar porque el agua me cubría totalmente. Tumbado en el suelo lo último que vi fueron unas losas blancas y negras como las casillas de un tablero de ajedrez.

JOSÉ LUIS RUBIO

No hay comentarios:

Publicar un comentario