Con miel de abeja; harina y levadura
fragüé su cuerpo-mío a fuego lento
y al horno del amor le di sustento
y al golpe del sexo su armadura.
La miel en el ombligo fue ternura,
la harina desde el trigo se hizo aliento
y un palomar de risas en el viento
las jarcías desató de su cintura.
Copa, cópula y cúpula tuvimos
y entre brasas furiosas consumimos
la harina, levadura y miel de abeja.
Hoy solo la colmena, el horno, el trigo,
buscan en el alero del ombligo
la astilla de la carne que se aleja.
Rodrigo Pesántez Rodas -Ecuador-
Publicado en la revista Oriflama 29
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