Cálidos rayos resuenan
mañana será otro día.
Marcaran palmas en la diadema
y el calor florecerá con alegría
Mi anochecer se balancean
no toques ruiseñor
el acordeón de la maleta.
Romperán mis oídos
y más tarde mi goleta
Se deslizan las alas
envueltas en una sábana.
Camina lentamente al cementerio
una tumba será su descanso
entre el cielo y los fracasos
Del libro Cantos del alma de
José Romero Muñoz -Huelva-
Publicado en Acantilados de papel
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