Al suelo cae una mesa vacía,
el mundo no acaba por eso.
El aire que rozaba la mesa
al caer con su estrépito,
era el sabor
de pimientos verdes fritos,
de la elocuencia
de la tarde de verano.
GUILLERMO JIMÈNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
DE FACEBOOK - 5729 - PAPELETAS
Hace 16 horas
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