sábado, 10 de agosto de 2013

QUIETUD

Flota en el mar, colúmpiate en la altura,
descubre el mundo que la turba ignora,
y en esa paz que todo lo evapora,
piérdete, más allá de tu envoltura.

Se requiere amplia dosis de locura
para escuchar las luces de la aurora
y el silencio, que arrulla hora tras hora
cada idea que al parto se apresura.

La perfecta quietud duerme en el alma,
es mucho más que paz, sosiego o calma,
y sólo al despertarla la adquirimos.

Pero es fugaz. Si bien se nos ofrece,
prontamente de nuevo se adormece.
Dichosos si, aunque poco, la tuvimos.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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