jueves, 8 de agosto de 2013

PERRO

Como ese perro, amor, vengo apaleado.
El rabo entre las patas, así vengo.
Sólo con la mirada me sostengo
con sarna pestilente y soterrado.

Cansina la postura. Deslenguado.
Con úlcera, con hambre de abolengo;
sin dueño y sin un techo me prevengo
de una nueva pedrada por confiado.

Así te sigo, amor. Así, perruno.
Arrastrando el aullido y el ayuno,
sediento y desasido de tu casa.

Porque me dejas tú… como un gemido
que famélico avanza sin un ruido,
invadido de pulgas y sin traza.

Brígido Redondo. México
Publicado en la revista Oriflama 22

No hay comentarios:

Publicar un comentario