En los árboles, pájaros oscuros.
La noche canta a sus vírgenes del cielo.
El aire de seda balbuciente echa un pespunte,
entre estrellas desnudas,
que tartamudean en silencio.
Los minutos borrachos
hacen guiños al tiempo.
Coronado de guirnaldas, el vino,
oprime al luto de la negra noche
y el dolor en su sien
con los astros de plomo
trae fantasmas en pié.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
lunes, 12 de agosto de 2013
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