El niño Sartre me enseñó su parábola
Una noche, a través de millares
De piedrecitas plateadas.
No cabía en mi cuerpo de diecisiete años
Tanto júbilo claro y oscuro y culminante.
Cada palabra de Las palabras era una piedra
De plata, pero también una gota de lluvia,
Una brasa en la nieve y una uva.
Al amanecer, estaba embriagado de
campanas.
José Luis Díaz-Granados -Colombia-
Publicado en la revista LetrasTRL 56
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Hace 6 horas
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