domingo, 18 de agosto de 2013

LA COSTURERA, EL TABLERO Y EL CONEJO

Hay una certeza que no desea ser recorrida​
y el tablero es de muy mala calidad,​
ya no hay disfraz que lo oculte​
ni mapas para orientarse al sol;​
la capa se ha roto y se fue la costurera, buscando conejos,​
la costurera y el juego,​
ella no sabe coser pero busca en su galera ciertos hallazgos que percibe​
negros, terrenales,​
que intuye destemplados,​
y salta sobre su pierna menos hábil;​
no se la pidan, no la tiene.​
Ella espía por la cerradura mientras acaricia​
los trastos, los modos, que se vuelven un tiempo umbrío,​
a veces cruel, a veces tierno, a veces ni eso,​
indiferente...​
y la vanidad es una serpiente que espera debajo de aquella piedra​
que no deseo pisar,​
eso es una certeza;​
le temo a ella, a la piedra,​
que es cómplice y anida bajo la esperanza;​
lo dijo varias veces: no es pequeña, juega porque quiere;​
juega con una intensidad arrolladora,​
porque ya percibió las cicatrices, todas peleas perdidas.​
La costurera me dibuja desde los días que pasan​
entre tableros de reinas perdidas y conejos que saltan​
olímpicamente,​
días sólo parecidos a esta noche que nos refleja​
como niños ofrecidos al mundo.

Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet

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