jueves, 15 de agosto de 2013

IV

El escándalo de contradecirme, de estar
contigo y contra ti; en el corazón contigo,
en la luz, contra ti en las vísceras oscuras;

a mi traidor estado paterno
-en el pensamiento, en una sombra de acción-
me sé a él apegado en el calor

de los instintos, de la pasión estética;
atraído por una vida proletaria
a ti anterior, es para mí religión

su alegría, no su milenaria lucha:
su naturaleza, no su conciencia;
es la fuerza originaria del hombre

que se ha perdido en el acto
para darle la ebriedad de la nostalgia,
una luz poética: y más no sé decir

yo de esto que no sea justo
sin ser sincero, abstracto amor,
no acongojante simpatía...

Como los pobres pobre, me agarro
como ellos a humillantes esperanzas,
como ellos para vivir combato

cada día... Pero en mi condición
desoladora de desheredado,
algo poseo: y es el más exaltante

de los bienes burgueses, el estado
más absoluto. Pero como yo poseo
la historia, ella me posee y me ilumina:
¿pero para qué sirve la luz?

Del libro Las cenizas de Gramsci de Pier Paolo Pasolini
Publicado en la revista Fuego del Sur

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