Hadas que dejan huellas
con almas voladoras,
espíritus de espejos
con piel que el aire añora
de verde distinción
y ojos de burladora.
Textura de la escarcha,
desmesura de amor,
silencio y llamarada
en velado primor
con senderos melódicos
y claveles en flor.
Las blancas azucenas
les prestan su candor.
Fluorescencia de estrellas
les donan su fulgor.
Viven en las montañas
del más rico verdor,
donde aprenden sus cantos
jilguero y ruiseñor.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
Artículo en la revista digital Teoría Ómicron
Hace 10 horas
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