Al lado de una fogata
"pa" calentar los dedos
se templaba una guitarra.
Poco a poco
una bulería movió el aire
que "pa" quitarse el frío
empezó un sencillo baile.
Palma a palma
el silencio quedó roto
y con todos se puso a cantar
"pa" no quedarse solo.
Minuto a minuto
el embrujo del flamenco
se apoderó de la gente
del espacio y del tiempo.
Quedó y quedó
a la luz de la fogata
solamente compás, ritmo
y calor en las almas.
Del libro inédito Enredado en cantes de JOSÉ LUIS RUBIO
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