miércoles, 14 de agosto de 2013

EL VELERO

Ella observaba, desde la cubierta del barco, aquel punto infinito; meditaba sobre hacia dónde estaba dirigiendo su vida. Así se pasó las horas, hasta que comprendió que no había una sola meta que alcanzar, sino que, al igual que el barco nunca llegaba al horizonte, éste siempre tenía que descansar en un punto distinto.
Escrito en el Café Comercial / Glorieta de Bilbao, Madrid, 23 de Enero, 2012.

Del libro Rueda, rueda y otros textos de SONIA LÓPEZ
Publicado en los Cuadernos de las Gaviotas

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