Desnúdame con la palabra viva,
la sencilla, la transparente, la
que siempre usamos para andar por casa;
porque ya sólo somos briznas de un tiempo incólume
que reitera el silencio.
Tú que esperas vencido,
adviérteme,
sábeme en ti ahora que
nada se nos permite donde los ojos velan.
La presencia, prohibida;
el camino, cerrado;
mas la mano entreabierta
para rasgar el viento
que nos reprocha la unidad.
Laura Olalla
Publicado en la revista Oriflama 22
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Hace 4 horas
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