jueves, 15 de agosto de 2013

DE ESPINAS Y AROMA



Para un poeta no hay homenaje
más verdadero
que la lectura de sus libros.

Por eso he vuelto, hoy, a leer
Palabra sobre palabra,
Áspero mundo,
Tratado de urbanismo, Grado
Elemental, Sin esperanza,
con convencimiento
con los ojos abiertos,
renacido entusiasmo
que no corresponde a mi edad,
y los oídos
maravillados
como en mi juventud.

Sin volverle la cara a lo real,
el mundo se hacía humano
en los versos de Ángel González:
con qué naturalidad encontraba
la nota limpia
y la expresión gozosa;
la ironía, desmitificadora,
surgiendo de los labios de los seres,
nunca del comentario enfadoso.

Gracias a su lectura
ganamos, en el mundo,
un lugar contra el miedo.
Ni más gloria, ni más afán es dado
al poeta, híbrido de espinas y aroma,
que parecerse a la rosa del mundo.

Fulgencio Martínez  -Murcia-
Publicado en la Biblioteca



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