martes, 6 de agosto de 2013

DE CUERPO EN CUERPO

Era tal su obstinación, por la exquisita figura,
que libros abandonó, por llenarse de dulzura.
Los ojos color de miel, su sonrisa que extasiaba,
bello encanto de mujer, sus pechos, que atormentaban.

Su piel de color canela, y pelo negro azabache,
Invitaban a quedarse, con ella, el día y la noche.
Con aquel cuerpo soñaba, el ilustre soñador,
que se entregó sin pensarlo, en las mieles del amor.

Pero la miel empalaga… aun las mieles del sabor,
el ilustre insatisfecho, otro cuerpo se buscó,
que de placer lo llenara, no comprendía el error,
que el placer no tiene encanto, sin una pizca de amor.

De cuerpo en cuerpo, su vida, va dejando por allí,
va devorando el encanto, de las rosas y amapolas,
y las mieles se terminan… vienen las horas a solas,
donde el ilustre pregunta, ¿Por qué esto, me pasa a mí?

DARWIN I. FLORES VARELA

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