lunes, 5 de agosto de 2013

CLAVANDO EL AGUIJÓN

Abandonado a su suerte en una roca desnuda antes de llegar al medio del río, el furibundo escorpión aún tuvo que escuchar a la rana que, burlona, le gritaba desde la orilla: “¡Y agradece que no esté en mi naturaleza que te ahogues!”

MÓNICA ORTELLI
Publicado en el blog nivaranicuchillo

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