Ahora me conozco un poco más
y experimento que cada 30 años,
Saturno me marca.
Fauces de dragón vomitan fuego
en la calma de mi piel, no se permite
seguridad permanente en la osamenta;
pero hay movimientos de rueda
que abarcan hasta 300.000 años
y me explican hasta donde han de ser
fijos dominios del látigo,
códigos adenóicos en el mapa de la vida
y cada 39 años corresponde
que sepamos que el fuego
se come a la torre más alta, la tira,
la derrumba y no queda
piedra sobre piedra.
Es para sepamos que, en esencia,
somos mucho más que huesos y acumulos
encima del valle y de vanas cosas ensoñadas
y cosificaciones.
CARLOS LÓPEZ DZUR
Publicado en el blog carloslopezdzur
Anteojeras
Hace 18 horas
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