Señor, Tú que mitigas con tu manto
las llagas del espíritu maltrecho,
Tú que asistes en su doliente lecho,
a aquél que se consuela con el llanto,
escucha, compasivo, en este canto,
que en seráfico acorde invade el pecho,
rogando que del orbe insatisfecho,
disipes hoy la angustia y el quebranto.
Perdona si te pido todo y tanto,
perdóname si en ruego cotidiano
me tomo fuertemente de tu mano
y en el nombre de Tu Hijo sacrosanto,
te hago llegar mi ruego mas profundo:
haz que cese la guerra en este mundo.
Primer premio Carta Lírica 2012
Hilda Norma Vale -Argentina-
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