jueves, 8 de noviembre de 2012

RESPLANDOR


a María Victoria Reyzábal

El estaba acostumbrado
a elegirse pájaro.
A dormir, solitario,
al sol frenético
de las tardes veraniegas.

Ella lo enjauló con
el incierto azul
de sus ojos quietos.
Y se llenó de raíces de él,
porque el cuerpo de ella lo bebía,
golondrina sin verano ni alas.

Él desde su mirada sin tiempo
también contempló el mundo
de una forma distinta.

Y entregado y otoñal,
el cuerpo de él se elevó
en ramas florecidas de ella.


 Rosa Gomez de Villa -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche



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