jueves, 15 de noviembre de 2012
OBSTINACIÓN
Los tejados se desgañitan,
la luna columpia su brillantez en los cuencos del deseo.
Qué tarde llegaste,
tanto que nunca sabré reconocer tus defectos.
No sabré nunca si somos tan diferentes como para amarnos,
si la admiración que sentiste fueron jirones de camisas rotas.
Si algún día pasas cerca de mí
no sabré qué escribir sobre tu sombra cuando te alejes.
Soy un tipo duro que a veces cree tocar las estrellas
y no se derrumba porque soy como un castillo de obstinación.
El otro día murieron cuatro niñas,
insensata injusticia.
La vida puede ser algo tan raro como
el vuelo de un leucocito en los pechos de una nodriza.
Se puede ser todo,
ansiar todo.
Dudar, escribir incongruencias,
que es injusto que muera gente joven sin haber palpado la infelicidad del amor.
Las teclas del ordenador giran solas,
llaman a la puerta,
quién será.
qué más da.
El cielo sigue negro
busca refugio en las nalgas de la cara oculta de la luna.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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