viernes, 9 de noviembre de 2012

LO ABIERTO


En una época en la que las tradicionales potencias históricas – la poesía, la religión, la filosofía – se han convertido en meros espectáculos culturales y en experiencias privadas, la única tarea que todavía parece conservar alguna seriedad es la “gestión integral” de la vida biológica: “Genoma, economía global, ideología humanitaria – afirma Agamben – son las tres caras solidarias de un mismo proceso por el cual la humanidad post-histórica parece asumir su fisiología como último e impolítico mandato”. Sobre las huellas de Heidegger (“el filósofo del siglo XX que más se esforzó por separar al hombre del viviente”) y Benjamin, de Kojève y Bataille, Agamben continúa la reflexión contenida en sus libros anteriores acerca del concepto de vida, y se interroga sobre el umbral crítico que produce lo humano, que distingue y al mismo tiempo aproxima la humanidad y la animalidad del hombre.“En nuestra cultura, el hombre ha sido siempre pensado como la articulación y la conjunción de un cuerpo y de un alma, de un viviente y de un logos, de un elemento natural (o animal) y de un elemento sobrenatural, social o divino. Tenemos que aprender, en cambio, a pensar el hombre como lo que resulta de la desconexión de estos dos elementos y no investigar el misterio metafísico de la conjunción, sino el misterio práctico y político de la separación. ¿Qué es el hombre, si siempre es el lugar – y, al mismo tiempo, el resultado – de divisiones y cesuras incesantes? Trabajar sobre estas divisiones, preguntarse en qué modo – en el hombre – el hombre ha sido separado del no-hombre y el animal de lo humano es más urgente que tomar posición acerca de las grandes cuestiones, acerca de los denominados valores y derechos humanos. Y, tal vez, también la esfera más luminosa de las relaciones con lo divino dependa, de alguna manera, de aquella – más oscura – que nos separa del ánima.”

Agamben Giorgio -Italia-
Publicado en la revista Mapuche

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