martes, 13 de noviembre de 2012

LAS MANOS


Herida la palabra
bajo redes de miedo que mutilan los labios,
va latiendo desnudo en su cintura.
Se hace guía la tarde que recobro.
Se suceden las voces que me instigan:
¡atrévete a mirarlas!, ¡atrévete a mirarlas!
(acaso sean ellas la esparcida simiente...).
Temerosa, abrevando el soslayo de un círculo,
recorro todo el tacto de su anhelo.

Impacientes y trémulas las manos
han llorado esta noche
el más puro silencio
del instante que muere.

Laura Olalla -España-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 53

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