viernes, 9 de noviembre de 2012

FRACASO


El poeta, con su frente de cielo despejado
y ademanes de Dios en ambas manos,
arrojó sus redes
al mar que tenía a sus pies
(donde se dividían el júbilo
una galaxia de peces
y una bandada de estrellas);
mas de pronto en sus dedos estalló
no sé qué corto circuito,
las alas de su pluma
sufrieron no sé qué avería,
y el trozo de cielo
que deseaba pescar,
y traducírselo a Dios
en gloriosas estrofas,
quedó reducido a una estrella de mar
opaca, enlamada, húmeda,
chorreante de insignificancia
y dedicada a lanzar
las blasfemias habituales
que dirige toda parte
contra su todo.

ENRIQUE GONZÁLEZ ROJO
Publicado en la revista Pluma y café 8

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