jueves, 15 de noviembre de 2012

EL VIVO RETRATO DE MI PADRE


Como tantas veces había hecho de niño, corrí el pestillo del dormitorio. Mi mujer estaba trabajando pero mejor no correr riesgos. Fui sacando las cosas del arcón y las dispuse ritualmente sobre la cama. Frente al espejo, me vestí observando cómo se ceñía cada prenda. ¿Mi preferida? Sin duda, el corsé blanco. Me maquillé en el aseo y, por fin, saqué la peluca que acababa de recibir. Fue impresionante comprobar que, con la melena rubia, soy el vivo retrato de mi padre el día en que olvidó echar el pestillo de su cuarto y mamá y yo volvimos a casa mucho antes de lo habitual.

Mª José Villarroya Durá -Madrid-
Publicado en la revista Ágora.

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