viernes, 16 de noviembre de 2012

COMADREJAS


Abandonar el rencor en las abruptas paredes de un vocabulario inventado.

Crear en la espesura de los gestos
un riachuelo de oro que gotee
como cataratas de ojos en las miradas de pedernal.

Que crezca la aterradora sinfonía de los agujeros negros de la mente.

La conmovedora pústula de las heridas
de las venas y del pellejo de la aorta,
coagulará el silencio de la difícil madriguera de los sueños.

La dureza de la vida como un mosquito aplastado en una ventana de cartón,
avanzará tranquila como una patrulla de harapientos vividores entre enaguas cristalinas.

Solo nos rozará las entrañas la comadreja
de dientes de sable.
Así sea.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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