jueves, 8 de noviembre de 2012

ARMANDO SIGUE VIVO


Pasaron los años. 20 en este caso. Son muchos, pero sin embargo, su memoria sigue viva y en todo el país y en otros, se lo ha recordado con homenajes diversos: reuniones, charlas, espectáculos, nuevos discos, nuevos poemas, una película, un video. El Centro Cultural Armando Tejada Gómez ha instituido este año como “armandiano” y ha promovido, auspiciado y realizado diversas actividades que lo recordaron y lo seguirán haciendo.  Es asombroso y conmovedor apreciar el enorme aprecio que el pueblo tiene por su poeta. Los que lo conocieron y trataron, los que leyeron sus libros, vieron sus actuaciones, escucharon sus canciones y todos los nuevos que recién lo conocen y en cuanto leen un primer verso suyo, se enamoran de su poesía. Este es el milagro que manifiesta cuando una poesía es vigente: cuando sigue tocando el corazón, hablando, convocando, moviendo al compromiso. Es lo que se llama una verdadera poesía militante, no de un partido determinado, sino de la vida misma, de la Pachamama, de la patria grande latinoamericana, cuyo sueño empieza a concretarse, del país todo, desde su Mendoza natal hasta todos los puntos de nuestra tierra. Armando es un verdadero profeta, en el sentido que anuncia el bien de un mundo nuevo, de justicia, de paz, de libertad, y denuncia todo lo que a él se opone. Un profeta del amor y del Viento, ése que mueve y transforma, revierte, moviliza, como digo en el libro que escribí sobre él.
Muchos de sus temas preferidos son hoy motivos de reflexión y de lucha, como es el caso de la defensa de los derechos de la Pachamama, de los pueblos originarios, de la integración de toda América Latina para mostrar un rostro nuevo frente a la decadencia del capitalismo, el individualismo, los diversos imperialismos y a pesar de la tremenda aplanadora que pareció destruir los sueños y proyectos, como fue el imperio del neoliberalismo, nuevas voces y muchas manos vienen a unirse a su gran sueño, para unir “todas las ganas, organizar el grito” y por fin construir el mundo nuevo que soñara, fiel a su precepto: “Hay que soñar la vida, para que sea cierta “y que es el lema del Centro cultural que lleva su nombre y acompaña al logo de su rostro que abarca el mapa americano, del Río Grande hacia el Sur, con una verdadera imagen revolucionaria.

Dora Giannoni
Publicado en la revista Isla Negra 331

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