lunes, 15 de octubre de 2012

VENENO MORTAL


Fue detenido a la puerta de la tienda de antigüedades. Estaban esperándole.
Contra la pared el policía-robot le escaneó el cuerpo con sus dedos metálicos. Descubrió el microchips que llevaba oculto bajo la axila. Lo extrajo bruscamente y se lo pasó a su compañero humano para que lo abriera en el ordenador del coche
Estaba perdido. Tenía que escapar antes que conociesen la información que almacenaba el microchips. Le eliminarían en unos segundos. Hizo un movimiento para distraer a su vigilante.
Pero no consiguió sorprender sus censores. Una fuerte descarga lo paralizó. Todo estaba perdido. No
saldría de este trance.
Cuando empezaba a recuperarse fue levantado en peso por el policía-robot y dejado caer al suelo donde recibió un fuerte puntapié en plena boca. Le habían descubierto. Conocían todo el plan. No llevaría a cabo su misión.
Sintió penetrar en su cuerpo una fina aguja que le inoculó un mortal veneno que se diluiría en la sangre sin dejar rastro. En la autopsia el médico en su informe diría que un infarto había puesto fin a su vida.

José Luis Rubio Zarzuela (España)
Publicado en la revista digital Minatura 121

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