miércoles, 17 de octubre de 2012

ME ACOMPAÑÓ TU SOMBRA


No duermo bien, mi sueño es azogado,
enjambre de inquietudes sobre un lecho
que deplora tu ausencia. Estoy deshecho
por la herida rasgada en mi costado.

Me acompaña tu sombra. Se ha acostado
junto a mí cada noche. Si la estrecho,
como contigo hacía, contra el pecho,
queda su esbozo de aire evaporado.

En tu éxodo de amor, rehusó seguirte;
fue esa mitad de ti que, al evadirte,
subordinó el sentido al sentimiento.

Sé hablar con ella, diálogo de almohada,
y su palabra blanda, sosegada,
consigue temperar mi desaliento.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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