sábado, 13 de octubre de 2012

LOS CAMINANTES Y EL OSO


Dos amigos iban por el mismo camino cuando de repente apareció un oso. Uno de ellos se subió de inmediato a un árbol y allí se escondió; el otro, al verse solo y a punto de ser destrozado, se dejó caer y se hizo el muerto. El oso se acercó y mientras lo olfateaba, el caído contenía la respiración, pues dicen que el oso jamás toca un cadáver. Cuando el oso se marchó, el del árbol le preguntó qué le había dicho el oso al oído y el otro respondió: “Que nunca más viaje en compañía de amigos que no permanecen al lado de uno en los peligros”.
Sólo en las malas se conocen los verdaderos amigos.

ESOPO
Publicado en la revista Realidades y Ficciones 6

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