lunes, 15 de octubre de 2012
HOMBRE TRANQUILO
Altanero, no hay más cielo que el sombrero,
sus alas le susurran todos los vientos.
Refinado, como un diablo rescatado,
orgulloso del infierno que ha dejado.
Devorado, por las piedras del zapato
que el camino le ha enseñado.
Hombre tranquilo, con la muerte tras el filo
de una esquina que le espera
recortando el hilo del que cuelga su tristeza.
Solitario, compañero del mal fario
la soledad su santuario.
Desquiciado, por el mundo despreciado
por reinar siendo vasallo.
La locura, en su cara siempre oculta,
caballero de la luna.
Hombre tranquilo, despechado, inconformista,
sangre de honor, corazón de artista.
Gustavo González
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